miércoles, 29 de mayo de 2013

Caso resuelto: gracias


Todo comenzó en la ladera del castillo... hace muchos años. Allí nació la balada de Jamie Foyers y la leyenda del manuscrito en el cual su letra se fijó para la posteridad. Pasó el tiempo y ese tesoro, cayó en manos de la famila de Graeme quien por casualidades que nos da la vida, terminaría residiendo en la ciudad de Burgos. Sabía de aquel documento y quiso traerlo a la ciudad donde fue creado para poder mostrarlo a sus amigos pero la fatalidad quiso que le fuera arrebatado.

En ese momento, la Academia Evolución (lugar donde desempeña su trabajo Graeme) contrató a  un detective para recuperarlo. Pero no a uno cualquiera, al mejor: Sherlock Holmes. Su ubicación en Londres era fundamental pues todos los indicios apuntaban a que el sospechoso había recalado en la ciudad británica. Y así comenzó todo.

Holmes realizó un seguimiento del sospechoso en todo momento pero las pistas le indicaban que este se comunicaba con un cómplice en Burgos y necesitaba investigar también allí. Por eso contactó con varios ayudantes que serían definitivos para solucionar el caso. Tras recibir numerosas solicitudes (¡más de cien!) y, gracias a la ayuda de la Academia Evolución, hizo que todos acudieran allí para solucionar un crucigrama en inglés. No era una pista pero sí una forma de "poner a prueba" a los aspirantes a detectives pues necesitaba a los mejores.




La respuesta al mismo, como no podía ser de otro modo era "Elementary" y así se lo fueron comunicando. A partir de ese momento, las pistas se relacionaban directamente con el manuscrito robado. Sherlock logró interceptar un mensaje del sospechoso (M.) a su cómplice en Burgos, era un mensaje algo críptico que decía lo siguiente: 

Casi a los pies de las piedras, en el balcón desde donde toda la ciudad puede verse, una flor en el suelo habla de muchos lugares. Necesitarás saber qué ciudad hay entre el Polo Norte y Santander y a qué distancia dice esa flor que se encuentra”

Los ayudantes de Holmes, lograron desentrañarlo y llegar al mirador del Castillo donde encontraron que esa ciudad era "Edimburgo" y la distancia "1465 kilómetros".




Por cierto, Arthur Conan Doyle nació en Edimburgo... 

Por suerte, y gracias a esa cifra, el detective londinense pudo realizar una compleja operación matemática que arrojó lo que parecían ser unas coordenadas (42.34073  -3.699571) y un nuevo acertijo:


Recuerda las coordenadas que te di y, una vez estés en el lugar, a los pies de la cabalgadura, busca el texto de nueve líneas. Si sigues la secuencia que te indico, darás con mi mensaje:

7.1 / 9.7 / 1.2 / 9.1 / 1.7 / 9.8 // 4.2 / 7.4 // 2.4 / 6.6 / 7.8 / 3.3


El reto crecía en intensidad y dificultad pero los ayudantes del investigador, eran del máximo nivel y supieron llegar a la plaza del Cid y, en la peana del monumento, hallar el texto que desencriptaron de maravilla.




El texto escondido era: "Holmes lo sabe" con lo cual todos pudieron darse cuenta de que M. conocía los movimientos de Sherlock. Por eso, para la siguiente pista, la comunicación tuvo que ser personal. En la biblioteca Gonzalo de Berceo, un amigo personal de Holmes, el doctor Watson, dejó una carta a los aprendices de investigadores con un enigma a resolver.



Tuvieron que consultar un libro escrito por (cómo no) Arthur Conan Doyle y así dieron con la clave y comunicaron con Londres la pista que decía "Museo del Libro".

Entonces, los acontecimientos se precipitaron y Holmes dejó el caso a punto de cerrar. Al parecer, nada más robar el manuscrito, M. acudió con él hasta el Museo para intentar venderlo pero, viéndose acorralado, optó por esconderlo allí y escapar a las islas británicas. Con lo que no contaba era con la velocidad de Sherlock y sus ayudantes. Desde Londres, el investigador envió un mensaje y sus socios acudieron al Fadrique de Basilea para encontrar el documento. Una pista hallada a última hora ayudaba en la búsqueda:

Muy cerca de la puerta, busca dos gemelos indénticos pues entre ellos hallarás la canción”

Y, en efecto, entre dos "gemelos" (dos carteles iguales pegados en la puerta) había escondido M. el botín de su robo. 





Ahora por suerte, y gracias al fenomenal trabajo de los nuevos irregulares de Baker Street, ha vuelto a manos de su legítimo propietario. 

Esperamos que os haya gustado la aventura y os deseamos mucha suerte porque la próxima semana, entre los ayudantes que solucionaron todas las pistas, sortearemos una tablet por cortesía de la Academia Evolución. 



Gracias a: Academia Evolución, Rodrigo Pérez Barredo, Mirbind, Leandro Pérez, Juan Carlos Pérez Manrique, personal de la biblioteca "Gonzalo de Berceo", Tatiana y Silvia del Museo del Libro y a los padres y las madres que han investigado con los "detectives". 

5 comentarios:

  1. Pues no hay de que. Ha sido un honor trabajar contigo
    Un saludo cordial:
    Alicia L. Detective número 1869

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  2. Me ha encantado esta expedición.Gracias a todos lo que lo han hecho posible todo :)
    Un saludo de corazón
    Blanca del Amo -Número de Detective1892

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  3. Si me necesitas de nuevo estaré encantado de ayudarte. Espero que sea pronto, pues me parece muy diver
    Guillermo

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  4. Que día comentais el o la ganador/a??
    Gracias por hacer este caso tan interesante y divertido.

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